El sindicato que los nuclea remarca que la situación se da en los hospitales provinciales. El pase a planta se discute en paritarias
00:00 hs – Jueves 25 de Abril de 2019
A las guardias de los hospitales Provincial, Centenario y Eva Perón llegan a diario cada vez más personas con problemas de salud complejos que reflejan las huellas de la actual crisis económica y social. Los médicos que reciben esta demanda tampoco se encuentra en las mejores condiciones: la mitad de los profesionales está en negro, según denunció ayer el Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud (Siprus). Precisamente, el pase a planta de estos profesionales es uno de los temas que se aborda en la paritaria y que el gobierno está analizando.
El gremio cumplió ayer una medida de fuerza que resintió la atención en los hospitales públicos que dependen del Ministerio de Salud de la provincia. La huelga llegó después del rechazo al 12 por ciento de aumento salarial, más 3 por ciento en junio, propuesto en paritarias; pero también para reclamar por la precarización laboral de los profesionales de la salud.PUBLICIDAD
De acuerdo a estimaciones de los referentes gremiales, en toda la salud pública provincial trabajan unos 7 mil profesionales. De éstos, cerca de un 10 por ciento (unas 500 personas) son monotributistas o contratados. Y, en comparación con sus compañeros que pertenecen a la planta de empleados de Salud, cobran menos y carecen de beneficios como vacaciones, aportes jubilatorios o licencias.
Esta desigualdad se manifiesta más extendida en algunos sectores críticos. «En las guardias de los tres hospitales más grandes de la ciudad, más del 50 por ciento de los médicos está en negro, con contratos o facturando como monotributistas», advirtió la secretaria general del sindicato, María Fernanda Boriotti.
La gremialista remarcó que hay profesionales que cumplieron ya cinco años trabajando en negro en los hospitales y centros de salud santafesinos. «Nosotros compartimos el proyecto de sistema de salud que propone el gobierno provincial, pero decimos que no se puede sostener con mano de obra barata y trabajadores en negro», apuntó.
Al límite
Boriotti destacó que un médico generalista contratado para cubrir guardias semanales de 24 horas en un hospital cobra por mes 24 mil pesos, unos 3.500 pesos menos de lo que necesita una familia tipo para no caer bajo la línea de pobreza según la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
En las guardias externas de los hospitales «más de la mitad de los médicos cobran esto. No tienen cargas sociales ni las mismas vacaciones. Cuando alguna mujer quedó embarazada tuvimos que pelearla para que se le reconociera una licencia por maternidad», apuntó la titular de Siprus.
Y recordó que durante el año pasado, los profesionales contratados recibieron sólo un 18 por ciento de aumento «ya que no les pagaron la cláusula gatillo, lo que genera un desfasaje y una discriminación salarial que todavía no se puede resolver».
Desbordados
La precarización laboral de parte de los profesionales de la salud convive con un creciente aumento de la demanda de los servicios, protagonizado por personas que perdieron su obra social o no pueden afrontar los coseguros de las prácticas médicas.
»Los servicios de atención primaria de la salud están desbordados, no sólo por el aumento de la cantidad de pacientes, sino por la complejización de los problemas de salud que se presentan en este contexto de crisis socioeconómica», describió Boriotti. Ese malestar, apuntó, se manifiesta con violencia en las guardias de los hospitales o en la salas de espera de los consultorios de los centros de salud. Espacios que suelen alojar los mayores porcentajes de trabajadores contratados.
Para la gremialista, «el trabajo en negro afecta la salud psicofísica de los trabajadores, trae consecuencias en su vida diaria, sobre todo si están sometidos a tanta presión. La precarización laboral produce enfermedades de todo tipo y color, depresión, hipertensión, dolores articulares, problemas diversos relacionados con una percepción del trabajo mucho más negativa producto de la incertidumbre de no tener garantizada una continuidad, de no saber qué va a pasar con su trabajo, de tener menos vacaciones, menos derechos, menos salario. Esto enferma y lo estamos viendo entre los trabajadores de la salud».