Por Comunicación CTAA* | El pasado jueves se realizó en la Facultad de Medicina el Taller y Conversatorio ‘Salud, ambiente y trabajo bajo el modelo de agronegocios. Disputas de poder y estrategias de la clase trabajadora’. Con enorme participación del sector sindical, ambientalista y estudiantil, la jornada dejó mucho para seguir andando.
A la convocatoria lanzada desde el Sindicato Aceitero de Rosario, la Federación Aceitera y Desmotadora, la CTA Autónoma, Amsafe Rosario, Siprus, COAD, ATE Rosario, la Comisión Interna de Acindar Villa Constitución, Jaboneros y la Fundación Rosa Luxemburgo, se sumaron estudiantes de medicina, bancarios, telefónicos, gastronómicos, vecinos, militantes y organizaciones afectadas por el modelo del agronegocio. Hubo docentes y ambientalistas de distintos puntos de la región y trabajadores aceiteros y desmotadores de diversas partes del país.
La ruptura de los muros de la Facultad, a la que ingresaron trabajadoras y trabajadores a dar sus debates, fue un buen augurio para pensar en cómo sortear otros muros simbólicos que separan a las fábricas y lugares de trabajo de las barriadas y los ámbitos académicos. “Desde nuestra perspectiva, la Facultad de Ciencias Médicas trabaja la salud y, que haya una confluencia de distintas organizaciones pensado temas que para nosotros son importantes, refuerza lo que venimos haciendo. La parte laboral ocupa muchas horas de nuestras vidas y en ellas ocurren muchas cosas con nuestro cuerpo, nuestra mente”, aseguró el Decano Jorge Molina.
La jornada se extendió a lo largo del día, tomando diversos aspectos sobre la salud, el trabajo y el medioambiente. Como primera definición, se apostó a visibilizar los límites del plantea ante un modelo productivo que lo esquilma. Y vincularlo a la necesaria lectura de las condiciones fundamentales para que ese modelo se sostenga: la desigualdad social para elegir quiénes cargan con el peso de ‘los daños colaterales’; la tercerización y precarización laboral que ubican a quienes le ponen el cuerpo a la reproducción de las ganancias de las multinacionales; y la concentración y extranjerización económica que deriva en la fenomenal fuga de capitales, dejándonos sólo, o principalmente, la devastación.
Ante esto se trabajó durante la tarde, en dinámica taller, el cruce entre la lucha de clases en los lugares de trabajo, la pelea medioambiental, las experiencias de vecinos y vecinas que dijeron ‘basta’ a las fumigaciones y enfermedades derivadas de las actividades productivas de la zona. Fue un puntapié para pensar las alternativas colectivas a futuro.
Actualidad y perspectiva
“Estamos en un debate iniciático sobre el cuidado de nuestra casa común, el planeta, que hoy el capitalismo destruye. Para los sindicatos es conflictivo, sobre todo para aquellos que trabajan en industrias en relación con el extractivismo”, planteó el Secretario General de la CTAA Rosario, Gustavo Teres. Para el dirigente, se trata de “asumir el compromiso de abordar la problemática laboral tanto desde la salud como desde la defensa del ambiente” desde un sindicalismo que sea “de clase, democrático, de lucha, participativo y solidario”. Consideró necesaria “una transición para dejar atrás este modelo depredador capitalista y pensar otro, ecológicamente sostenible, con trabajo digno para todos”.
El integrante del Taller Ecologista y docente en la Universidad Tecnológica Nacional, Pablo Bertinat, apuntó a la “crisis socioecológica asociada a la idea de crecimiento económico permanente, con utilización creciente en materia de energía, que puso en tensión la relación que construimos como sociedad con la naturaleza”. Lo que “ha dado paso al desarrollo de estas sociedades industriales o no, que intentan expandirse a expensas de los recursos planetarios limitados y desigualmente distribuidos”.
Para el especialista se instaló así una visión económica del progreso con perfil neoextractivista: ni más ni menos que una estrategia económica y una forma de explotación altamente compleja, que destruye a la naturaleza y estructura todas las relaciones sociales, ente ellas el trabajo y su distribución.
Desde una perspectiva de economía política, el especialista Sergio Arelovich recordó que con los beneficios otorgados por el gobierno de Cambiemos a las grandes multinacionales en cuanto liquidación de exportaciones, entre 2016 y 2019, las arcas públicas perdieron 18 mil millones de dólares. Es decir, más de un tercio del préstamo del Fondo Monetario Internacional. “Todas las grandes multinacionales tienen su casa matriz en paraísos fiscales y sus exportaciones son a compradores de los mismos grupos corporativos: se venden a sí mismas, lo cual las vuelve muy difíciles de controlar”, contó.
Ante la fragilidad económica Argentina por la dependencia excesiva del complejo oleaginoso, el también profesor y asesor sindical analizó: “no hay plan alternativo, hay que discutir con urgencia la dependencia argentina hacia este sector, porque el ingreso de divisas depende casi exclusivamente de ésto”. En perspectiva, consideró que los llamados “desarrollos alternativos”, deben plantearse seriamente cómo se cubren las necesidades y la reproducción del consumo.
Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan
La abogada laboralista Luciana Censi, perfiló el entramado laboral que esconde el modelo productivo del agronegocio. Marcó tres grandes ejes que atraviesan a las cadenas de valor en general y particularmente a la del agronegocio. Por un lado, la tercerización laboral que “invisibiliza a los trabajadores y es un modelo global de gestión de la fuerza de trabajo, opera como atomizador del movimiento obrero para fracturarlo y reducir la cooperación típica que se da en el proceso productivo”. Por otro, la superexplotación de la fuerza laboral mediante diversas estrategias, como los horarios rotativos que hacen del cuerpo y existencia del obrero un recurso al servicio del patrón. Y, finalmente, la invisibilización de las enfermedades profesionales y accidentes de trabajo mortales que genera el modelo productivo.
En esta caracterización ubicó el debate sobre la Ley de Riesgos de Trabajo y los montos indemnizatorios, que sólo pretenden “obstaculizar el acceso a la justicia de los trabajadores”, una vez que ya fueron enfermados o incluso muertos por el sistema. También la aplicación de la reforma laboral de facto, vía modificaciones conveniales regresivas como en Vaca Muerta o en las plataformas digitales de compra y distribución de productos (Mercado Libre, Rappi, etcétera).
Pero en este punto, consideró pertinente volver al epicentro de la construcción sindical para problematizar las estrategias de luchas colectivas en los lugares de trabajo. “El rol del delegado de base une dos conceptos jurídicos que el capitalismo siempre intentó separar: el de productor y el de ciudadano. El delegado no sólo discute cuestiones salariales, sino que le disputa el poder de mando al capital en el lugar de trabajo: qué se produce, cómo y hasta dónde”. Por eso ratificó la importancia medular de extender con las estrategias que se tengan a mano y puedan generarse, la existencia de delegados y delegadas gremiales.
Balances
“La jornada nos permitió discutir, además del pliego reivindicativo de los trabajadores, aspectos que tienen que ver las formas en la cuales el sistema productivo afecta la salud de los mismos. Se expresó la relación del modelo de producción que también es de consumo, que atraviesa lo social, cultural y político. Y cómo éste se vincula a condiciones subjetivas, formas de entender qué papel deben ocupar los trabajadores en el proceso productivo”, consideró el Presidente de Siprus, Diego Ainsuaín.
Como médico y docente en Ciencias Médicas, analizó que el hecho de que “los trabajadores hagan ese congreso en la Facultad, con la participación de estudiantes, analizando el proceso salud – enfermedad en el proceso productivo, empuja un tema que no está en la curricula y debería estarlo”.
El sector de obreros aceiteros organizó y participó con gran cantidad de compañeros de diversas provincias (Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, San Luis, Entre Ríos, entre otras). Para el Secretario de Salud Laboral de la FTCIODyARA, Marco Pozzi, el encuentro sirvió para “amalgamar sindicatos en una jornada que ya deja debates para seguir transitando. Hay que continuar fortaleciendo la perspectiva obrera, pero hace tiempo tanta variedad de sectores no nos juntábamos a poner puntos en común para debatir salud y ambiente en el marco del modelo de producción, que nos atraviesa a todos. Es un avance en ese sentido y con el tiempo vamos a profundizar en esa línea de trabajo”.
“Venimos a dar el puntapié inicial en esta problemática, es un debate que recién empieza en el que hay que unir reflexión y lucha. La apuesta es continuarlo, en unidad con los gremios y organizaciones hermanas para ir pariendo colectivamente nuevas formas de pensar la intervención sobre estas problemáticas que atraviesan nuestra vida”, concluyó Terés.
*Nota y fotos: Sofía Alberti, Comunicación CTAA Rosario